Para hablar sobre la cultura venezolana, es imposible desligarla de sus raíces africanas.
Desde los tiempos de la Colonización, durante los siglos XVI y XVII, con la llegada de la esclavitud al continente americano, no solo trajo la injusta y triste trata de negros. Ellos trajeron consigo su cultura y tradiciones; sus comidas, música, artesanías, danzas y rituales.
A los africanos les debemos nuestra idiosincrasia latino-venezolana, producto del
mestizaje de tres culturas: la indígena, la europea y la africana. Especialmente a los
provenientes de Angola, la región de Guinea y el Congo, quienes fueron nuestros
primeros pobladores africanos.
Por ser una raza más fuerte y resistente que la indígena, los españoles los preferían
para hacer los trabajos más arduos y dolorosos. Estaban a cargo del cultivo del
cacao. Sus rituales, música y danzas los ayudaron no solo a mantener su cultura, sino
a sobrevivir ante una vida llena de injusticias y maltratos. De esta manera podían
escapar física y psicológicamente a la terrible esclavitud.
Foto por Maria Victoria Mata – Proyecto “Cacao Lament” (1)
Mientras en Brasil se desarrollaba el Capoeira, un Arte Marcial que se disfrazaba
de una danza que servía de protección y resistencia a los colonizadores, en
Venezuela se estaba creando el estilo musical que se denomina Tambores, música
afrocaribeña de las costas venezolanas, proveniente de ritmos primitivos del Congo.
De esta forma podían desahogarse, conspirar en contra de los españoles y hasta
conquistar a sus amadas. Barlovento es un pueblo que está en el estado Miranda,
muy cerca de Caracas y todavía da testigo de estas raíces africanas, manteniendo
su autenticidad cultural desde aquellos tiempos.
Por otra parte, durante ese mismo período de la historia venezolana, los misioneros
católicos europeos implementaron una colonización pacífica por medio del
catolicismo, dentro de la cultura indígena y africana. Para esta última jugó un papel
importantísimo en el desarrollo de sus celebraciones paganas originadas en
Latinoamérica, como es el caso de las prácticas de Santerismo y adoraciones a
dioses africanos. Es lo que se denomina en Venezuela como “celebraciones
afrocatólicas”. Los negros se convirtieron al catolicismo y de esta manera pudieron
continuar con sus rituales, adorando a la misma vez, a los santos católicos.
Hay celebraciones que aún siguen vigente en muchos pueblos venezolanos y que la
mayoría forman parte de las fiestas del solsticio de verano, caracterizadas por el
clima caliente y la época de la fertilidad. Las fiestas más importantes influenciadas
por la cultura afrocatólica son el Carnaval del Callao, la Fiesta de San Juan
Bautista, Cruz de Mayo, Fiesta de San Benito, Fiesta de San Pedro, los Diablos de
Yare y el Corpus Christi y la Parranda de negros, los pintados, negros de la plaza
entre otras.
El 24 de marzo de 1854 se abolió la esclavitud en Venezuela bajo la presidencia de
José Gregorio Monagas, convirtiéndose en uno de los primeros países hispanos junto
con Perú y Argentina. Cabe destacar que Simón Bolívar intentó abolirla en años
anteriores. Para el Libertador tanto los criollos, mulatos, indígenas y negros
formaban parte de la Venezuela libre y unida con la que él soñaba, durante su lucha
por la independencia. Gracias al apoyo de los esclavos, hijos de africanos, Venezuela
logró su independencia en 1810.
Celebrando el Mes de la Historia Afroamericana, queremos rendirle homenaje a
esta cultura y agradecerle por todo el legado que nos dejaron. Por aportar lo que
hoy en dia representamos los venezolanos; por poseer el carácter luchador, fuerte
y pasional, por ser amantes de la música y el baile, ser artistas, creativos y
artesanos. Los afro-venezolanos incorporaron la creación y utilización de máscaras
para muchas de nuestras celebraciones, así como la construcción y empleo de
nuestros propios instrumentos musicales, los tambores como el bumbac venezolano,
el puya y cumaco, entre otros.
Autor: Carla Soto
Imágenes:
– (1) Foto tomada por Maria Victoria Mata. Directora y creadora de la obra en desarrollo “Cacao Lament”. Maria y Lourdes Ramirez, son dos cacaoteras afrodecendientes merideñas que viven en La Azulita, Edo Mérida. Estas hermanas crecieron en el concho de cacao entre los ríos y la montaña ayudando a su mamá a cultivar y procesar el cacao. Ya de adultas se dedican a otras cosas pero en su sangre y en su entorno el cacao las mantiene vivas y llenas de risas.
– Francis Gotopo